lunes, 13 de septiembre de 2010

JIMI HENDRIX Y SU BANDA DE GITANOS


Nicolas Sarkozy no podrá expulsarlos de Francia, pero nunca está de más detenerse un momento para hablar acerca de, y escuchar a, The Band Of Gypsies, la efímera banda que montó el nunca suficientemente llorado Jimi Hendrix tras la disolución de la Experience. Y dicho recordatorio viene a cuento de que esta semana, concretamente el día 18, se celebra el cuarenta aniversario de la muerte de Hendrix, el genial guitarrista zurdo que conquistó el mundo con su garra y su técnica, y que revolucionó el mundo de la guitarra eléctrica para siempre.¿Lo recordamos un poco?

Nueva York, invierno de 1970. La Gran Manzana está preparada para reencontrarse con Jimi Hendrix en la presentación de su nuevo grupo, Band Of Gypsies. Veinte mil fans del guitarrista abarrotan el Madison Square Garden y rugen de éxtasis y placer cuando la banda salta al escenario. Todo va sobre ruedas hasta que, a mitad del concierto, Hendrix titubea, mira inexpresivamente al público, da media vuelta y se va del escenario, dejando a sus compañeros de escenario estupefactos y a un público atónito que aúlla su rabia hasta el paroxismo. La caída de Jimi Hendrix a los infiernos parece imparable.

Tras casi cuatro años ininterrumpidos de discos y giras con la Jimi Hendrix Experience, el guitarrista más legendario de la historia del rock comenzaba a cansarse de verse sometido a los dictados de la industria. Sus devaneos con las drogas fueron en aumento al mismo tiempo que intentó montar un par de proyectos musicales que no acabaron de cuajar. Fue a finales de 1969 cuando Hendrix montó un nuevo grupo en compañía del batería Buddy Miles y el bajista Billy Cox, un grupo que bautizó con el nombre de Band Of Gypsies. La nueva banda era un trío de músicos de color que poseía un enorme virtuosismo instrumental, quizá menos arriesgados y experimentales que la Experience, pero capaces de desarrollar unos trances rítmicos y unas improvisaciones difíciles de igualar. El primer y único álbum del grupo fue este disco grabado en directo en la Nochevieja de 1969, un álbum pletórico y feroz en donde los tres músicos se permiten alardes de todo tipo sin los corsés que arrastraba el primer grupo del guitarrista.

Band Of Gypsies, el álbum, fue también el último disco que Hendrix grabó en vida, y probablemente su obra más libre y personal, con la cual pretendía desmarcarse de etiquetas e iniciar un camino sin retorno. Configurado como una gigantesca jam-session repleta de improvisaciones y música de factura instantánea surgida del momento, Band Of Gypsies contiene una enorme carga emocional y recoge todas las influencias emanadas del funk y el jazz que Hendrix había alimentado en los meses anteriores. Intenso, sutil e inteligente, el álbum es algo así como el eslabón perdido entre los tres primeros discos del guitarrista y lo que podría haber desarrollado en el futuro si no hubiese muerto ese mismo año de 1970. La guitarra de Hendrix llora, gime y atraviesa el espacio como si fueran gritos entrecortados de un niño que tiene miedo a la noche. A su lado, la batería de Buddy Miles y el bajo de Billy Cox ametrallan los oídos y las mentes en una conexión emocional que llega a helar la sangre. Es difícil destacar algún tema del álbum, pues las piezas resultan a veces meras excusas para una ejecución instrumental desatada aunque milimétrica. Pero sí hay que hacer hincapié en temas como We Gotta Live Together, con sus juegos inacabables entre guitarra y voces, o Machine Gun, una extensa pieza de contenido antibelicista en la que Hendrix conjura bombardeos, armas tronando y gritos de dolor en medio de la batalla con la única ayuda de las seis fieles cuerdas de su mágica guitarra.

Desafortunadamente, la vida de la Band Of Gypsies fue efímera, y ese mismo invierno de 1970 deja de existir. Hendrix formó un nuevo grupo manteniendo a Billy Cox e incorporando a Mitch Mitchell, el batería de la Experience. Pero su estado de ánimo iba empeorando por momentos, e incluso llegó a admitir que le costaba extraer nuevos sonidos a su guitarra. El 18 de septiembre, Jimi Hendrix era encontrado muerto en el apartamento de una amiga, al parecer por ingerir una dosis excesiva de píldoras para dormir. La presión de la industria y el público, junto con el consumo regular de drogas, pudo con el genial guitarrista. No obstante, al morir, su legado se transformó en las tablas de la ley de la guitarra eléctrica. La historia personal de Jimi Hendrix es parte inseparable de la historia de la música rock. Y un buen pedazo de esa historia, libre e indomable como lo fue su propia música, quedó por siempre capturada en en este disco. Que lo disfrutes (aunque sea tarde).

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