martes, 11 de enero de 2011

LOS INROCKUPTIBLES VIII: UNA NACIÓN DE MILLONES


El hip-hop, como cualquier estilo musical, tiene su vertiente bullangera y banal, aunque a estas alturas está claro que no es en absoluto una música descerebrada. Con el tiempo hemos visto cómo se desarrollaban una serie de grupos que tomaban el hip-hop como plataforma de su música para aplicarse a la tarea de descubrir nuevos territorios y nuevas vías de expresión artística. Pero hay un grupo que sobresale por haber elevado el rap a la categoría de estilo musical artístico y por ser una de las bandas más creativas y revolucionarias de los años ochenta y noventa. Se trata de Public Enemy, un colectivo singular que se ha erigido en principal impulsor de la credibilidad de los músicos de rap. Public Enemy son autores de una de las más impresionantes trayectorias discográficas de la música del siglo XX, una trayectoria en la que destaca especialmente su segundo álbum, It Takes A Nation Of Millions To Holds Us Back.

El sonido de Public Enemy es una sucesión ininterrumpida de ritmos trepidantes, frecuencias graves de corte monolítico, scratches asesinos, bucles caóticos de samplers, efectos sonoros explícitos, y dos voces que planean sobre todo este caos sonoro para perseguirse a lo largo de todo el disco mientras lanzan al aire feroces consignas, amenazas latentes, cantos a la rebelión y a la toma de conciencia por parte de la población negra, y odas al antimaterialismo y a la solidaridad.

It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back (publicado en 1988) es un álbum mastodóntico, apocalíptico y absolutamente imprescindible en cualquier discoteca moderna. Composiciones memorables como Countdown To Armageddon, Bring The Noise, Don´t Believe The Hype, Louder Than A Bomb, Caught, Can I Get A Witnes, o Rebel Wihtout A Pause salpican el disco como emulsiones de vitriolo incandescente, con unos Chuck D y Flavour Flav, los cantantes de la banda, en contínua erupción de rabioso magma, y un Terminator X que con sus platos explora terrenos desconocidos a la búsqueda de abismos insondables y frecuencias homicidas. Además, el álbum es un titánico compendio de música negra en el que asoma el blues, el rock, el jazz y el funk, eventrados de forma irreverente por estos alquimistas del estudio de grabación, que presumen también de ejercer de mosca cojonera del sistema político y social estadounidense con sus contínuas denuncias, críticas y acusaciones. Precisamente la cuestión de los estudios de grabación se convierte en fundamental con It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back, para el cual la nómina de productores del grupo incluye a Eric Vietnam Sadler, que junto con Hank Shocklee y su hermano Keith pasarán a conformar el equipo de productores de plantilla de Public Enemy, bautizado como The Bomb Squad (a los que se unirá más adelante Gary G-Wiz), un comando de terroristas del sonido capaces de realizar sangrantes atentados con cualquier melodía que se les ponga a mano.

Lo repito: It Takes A Nation Of Millions To Holds Us Back es un álbum imprescindible, como toda la obra en general de Public Enemy, uno de los principales estímulos del desarrollo de una nueva conciencia para los negros norteamericanos, un auténtico huracán de aire fresco en la opresiva atmósfera de los convencionalismos y lugares comunes en que nos vemos diariamente inmersos. ¿Un ejemplo? Este fragmento del tema Louder Than A Bomb:

“Aunque vivo la vida de un residente, conozco los planes del Presidente. Su personal corrupto intervino mi teléfono. Me acusan de ser dañino porque hago más ruido que una bomba”.

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