lunes, 6 de junio de 2011

LEONARD COHEN: PREMIO PARA EL POETA MALDITO



Esta semana se ha sabido que el cantautor canadiense Leonard Cohen ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011. El jurado de tan ceremoniosas e institucionales distinciones ha fundamentado su veredicto en el hecho de que la obra de Cohen ha llegado a tres generaciones, “componiendo un imaginario sentimental donde poesía y música se funden” (qué bonito). También ha reseñado su concepción de la música como una “balada interminable” en una época de cambio decisivo a finales del siglo XX, y a principios del siglo XXI. Hombre, “interminable” no sé si será esa balada, pero que un premio tan rancio y lleno de estulticia y moho recaiga en Cohen no deja de tener su gracia. En First We Take Manhattan, la canción que abría el álbum I’m Your Man (1988), Cohen entonaba: “Me sentenciaron a veinte años de aburrimiento por intentar cambiar el sistema desde dentro”. Parece que tras la condena ha logrado reinsertarse socialmente, y ahora ha devenido acreedor de un premio dotado con 50.000 euros. En fin.


Con todo, hay que alegrase. No es habitual que alguien con el perfil del canadiense reciba un reconocimiento semejante de una institución semejante. Leonard Cohen, a punto de cumplir 77 años, no sólo ha sido un cantautor de sólida trayectoria a caballo entre el intimismo y la denuncia, sino también un notable poeta y escritor que desde los años sesenta ha sido el autor y retratista preferido de varias generaciones. Para Cohen, la música y la literatura han ido de la mano desde muy temprano, desde que descubrió que se encontraba a gusto situándose a medio camino del folk del primer Bob Dylan o Woody Guthrie, y las propuestas literarias del poeta Walt Whitman. Su obra, sobre todo la discográfica (de entre la literaria destacan obras como Juego favorito o Los hermosos vencidos), está repleta de referencias poéticas y sentimentales que prendieron en los corazones y las mentes de miles de seguidores a través de sus más de 40 años de carrera discográfica. Canciones como Suzanne, So Long Marianne, Hallellujah, Joan Of Arc, Famous Blue Raincoat o I’m Your Man, entre muchas otras, forman parte de la historia de la música popular ya para siempre. Su voz grave y arenosa, de innegable poder hipnótico, ha subyugado por igual a jóvenes y veteranos, hombres y mujeres, rebeldes y conservadores.


No es este el lugar para pormenorizar su biografía. Pero sí para recomendar, si no se le conoce, un álbum para acercarse al universo Cohen: I’m Your Man, definitivamente su obra maestra, un conjunto de arabescos pop que acarician las almas y los oídos por igual. “Imperdible”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario