martes, 9 de agosto de 2011

LOS INROCKUPTIBLES XII: PERMANECIENDO EN LA LUZ



Desde sus inicios, la música de Talking Heads contaba con el ritmo como una de sus principales herramientas compositivas. Esa querencia por el ritmo estuvo en un principio orientada hacia el punk y el pop poderoso, presidido por guitarras cortantes, voces airadas y letras filosóficas. Pero con la edición de su tercer álbum en 1979, Fear Of Music, ya quedó claro que los Talking Heads no iban a quedarse como mera referencia del punk con pretensiones artísticas. Lo suyo, como demostrarían apenas un año después, iba mucho más allá. En ese año que media entre Fear Of Music y la salida al mercado de Remain In Light, los Talking Heads, bajo el férreo liderazgo de su cantante y guitarrista David Byrne, descubren, entre otras cosas, la música africana. Y en esta música, como todos sabemos, es el ritmo el que todo lo puede, el origen y el final de todo. También obtienen la colaboración para su próximo proyecto de Brian Eno, ex componente de Roxy Music y uno de los productores más laureados de los últimos treinta años.
Así pues, Talking Heads se aprestan a elaborar uno de los primeros álbums en el que la palabra “mestizaje” cobra pleno sentido. La música africana, personalizada en ritmos y percusiones abruptos y omnipresentes, abraza la instrumentación pop y los ecos de funk que destila todo el disco hasta convertir su escucha en una auténtica experiencia orgiástica. De hecho, la polirritmia, la electrónica, los cruces de guitarras desenfrenadas y el análisis crítico de la sociedad y la política de aquellos años son los auténticos protagonistas del álbum. Un álbum en el que la labor de Brian Eno a los controles no desemboca tampoco en un sonido de tintes exóticos o tribales, sino en una auténtica mescolanza de estilos presidida por la inteligencia y la sensibilidad creativa. Incluso la estructura tradicional de las canciones pop está en este disco puesta en solfa. Las progresiones rítmicas y los crescendos dramáticos, la síntesis entre cuerpo y mente, son los más sonados hallazgos de esta obra. El binomio entre introspección y vitalidad es también protagonista destacado de Remain In Light, que se descubre ante el oyente como una interminable aunque satisfactoria carrera hacia delante.
En cuanto a temsa concretos, destacan poderosamente Once In A Lifetime y Houses In Motion, perfectos paradigmas de todo lo que ya hemos anunciado sobre este disco. Sin embargo, Remain In Light no se queda tampoco en un par de canciones memorables. Composiciones como Born Under Punches, Crosseyed And Painless o la apoteósica The Great Curve son verdaderos tesoros, futuribles hallazgos que más tarde descubrirían otras muchas bandas, y que incluso hoy en día el propio David Byrne explota convenientemente en sus trabajos en solitario. Desbordante de energía, arrollador en el cúmulo de nuevas propuestas que presenta, Remain In Light es además una obra de múltiples lecturas, de matices innumerables que se van descubriendo poco a poco conforme transcurren las escuchas.
Caos, exhuberancia, delirio, expresividad... Con su nutrida paleta de colores, Talking Heads dibujó todo un universo propio y personal que abría unas inmensas posibilidades a todo aquel que quisiera acercarse a descubrirlo. Y fueron muchos, obviamente, los que lo hicieron, subyugados por el placer de los hipnóticos ritmos y las irresistibles melodías que pueblan el disco. Un disco que tuvo continuidad en obras posteriores del grupo, aunque no adquirieran la relevancia capital de esta obra. Una obra pensada con la cabeza y ejecutada con el cuerpo y el alma. En definitiva, un resumen musical del mundo en que nos ha tocado vivir.

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