El día 21 de este mes el señor Iggy Pop cumple nada menos que 62 añitos de nada. Si hay un artista que haya encarnado a la perfección la famosa y manoseada trilogía de sexo, drogas y rock and roll durante más de cuarenta años y haya sobrevivido indemne, ese es Iggy Pop. Paradigma del lado salvaje, representante eterno del espíritu indomable de una juventud airada y desencantada, Iggy Pop es sin duda uno de los grandes supervivientes ilustres de la época dorada de la música rock. Uno de esos nombres míticos ante cuya obra y leyenda todos deberíamos sacarnos el sombrero.
Iggy Pop comenzó su larga trayectoria a finales de los años sesenta junto a The Stooges, un cuarteto salvaje antecesor del punk rock que publicó tres discos que supusieron uno de los bagajes más influyentes de toda la historia del rock, bagaje que bastó para que el grupo trascendiera su propia música y se convirtiera en una auténtica leyenda del rock más sangriento y combativo. No obstante, su afición a las drogas duras y a la autodestrucción hacen que el grupo se disuelva en 1974. Tras la disolución, Iggy Pop intenta desengancharse de la heroína y decide comenzar una carrera en solitario apoyado por David Bowie, uno de sus fans más conspicuos. Bowie le produce The Idiot, su álbum de debut, y le acompaña en su primera gira en solitario. Terminada la gira, Pop y Bowie se encierran en Berlín a componer nuevos temas, y fruto de este confinamiento nace Lust For Life, segundo disco en solitario de la fiera de Detroit y sin duda uno de sus mejores trabajos individuales.
Lust For Life se publicó en 1977, y supuso la vuelta definitiva de Iggy Pop a la primera división del rock mundial. Gracias a un compacto y rocoso grupo de apoyo y a la buena labor de Bowie en la producción, el disco es un artefacto cimbreante y fornido del que destaca ante todo el sobresaliente trabajo vocal de Iggy, sin duda alguna uno de los mejores cantantes y showmans que el mundo del rock haya tenido jamás. Mientras The Idiot fue un disco en el que la iguana de Detroit realizaba una lúgubre y autocrítica mirada a su pasado, Lust For Life supuso la vuelta a un formato musical más agresivo y enérgico. Basado en un fenomenal trabajo de la sección rítmica formada por Tony y Hunt Sales, a quienes se les unen con innegable brío y frenesí las guitarras de Carlos Alomar y Ricky Gardner, el álbum regresa a los registros temáticos y musicales barajados en su momento por The Stooges, confirmando que Iggy Pop sigue estando vivo y bien.
Así, en Lust For Life predominan los temas poderosos y crudos como el que le da título al álbum, o como Some Weird Sin, Sixteen o Neighborhood Threat, verdaderos derroches de testosterona en los que Iggy Pop canta con la mala leche y la desesperación de sus mejores tiempos. No obstante, el disco también mantiene zonas menos guerrilleras, aunque igualmente inspiradas. Se trata de composiciones como Tonight o The Passenger, con su afilada y desnuda recomposición de una creciente decadencia. O como Turn Blue, una de las grandes joyas del disco, y un verdadero alarde de poderío vocal por parte de nuestro protagonista. Lust For Life reflotó nuevamente la trayectoria de Iggy Pop, que fue recogido y abrazado por los jóvenes cachorros del punk rock como si de su mentor e icono se tratase. Bandas como Sex Pistols o Damned versionaban temas suyos, y músicos como Glen Matlock o Brian James colaboraron en posteriores discos suyos como New Values o Soldier. De nuevo en la cresta de la ola, Iggy Pop recibió por fin el reconocimiento y las loas que su trabajo había merecido durante tantos años.
Hoy Iggy Pop sigue estando en activo, resucitó a The Stooges hace un par de años (segunda oportunidad para la banda truncada de cuajo por la reciente muerte del guitarrtista Ron Asheton), y sigue siendo una de las visiones más tremendas que puedan verse sobre un escenario. Está rehabilitado y ha sido homenajeado por varias generaciones de músicos influenciados por sus discos. Pero también por su actitud, crítica, rebelde y siempre dispuesta a estremecer, en la medida de lo posible, a la sociedad más aburguesada y conservadora. Una actitud que en Lust For Life podemos ver en todo su esplendor. Atrévete a comprobarlo
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