jueves, 18 de junio de 2009

CRÓNICAS METÁLICAS: EL NACIMIENTO DE UN GÉNERO


Los principios y los finales suelen ser materias farragosas y peliagudas en esto de los géneros musicales. ¿Dónde y cómo empieza a generarse un estilo agresivo y lacerante, épico y eléctrico, que arrastraba tras de sí a hordas de seguidores incondicionales como el Heavy Metal? ¿Cuándo se bautiza este nuevo género, de características catárquicas y virulentas, como Heavy Metal? La raíz del nombre es ya bastante conocida: un buen día, el falllecido escritor William Burroughs publica su novela Nova Express (1964), en la cual aparece un personaje (una especie de bandido intergaláctico) llamado Willie The Heavy Metal Kid; años más tarde, el crítico de rock Lester Bangs se atribuye el mérito de utilizar el apelativo Heavy Metal para bautizar ese nuevo género musical que está asolando medio planeta.

Ahora bien, la cuestión del nacimiento musical propiamente dicho de un nuevo estilo es tarea más ardua. Usaré dos parámetros para que todos comprendamos qué es y de dónde proviene el heavy metal. Uno es el del estilo y/o estilos que lo generan, de los cuales se nutre en un principio y desde los cuales evoluciona; el otro es el de los ingredientes propios, definitivos y definitorios del heavy metal como género propio. Estos últimos, ingredientes indispensables para una primera codificación e identificación de las nuevas bandas de heavy, eran el riff de guitarra (cuyas primeras apariciones datan de temas como Satisfaction, You Really Got Me o I Can´t Explain, de Rolling Stones, Kinks y Who, respectivamente), el uso de distorsionadores y otros efectos para las guitarras, los ritmos pesados y contundentes, las voces agudas, de carácter épico y/o abracadabrante, y el protagonismo de la guitarra solista.

El último ingrediente nos aporta una pista inmejorable para rastrear el pasado. El papel que a lo largo de los años sesenta irá asumiendo la guitarra en el mundo del rock será determinante para la aparición del heavy metal primerizo. Y, precisamente, el estilo que permitirá a la guitarra liberarse definitivamente de su rol de instrumento rítmico y convertirse en el instrumento por antonomasia del rock, obteniendo un peso preponderante y casi tiránico, será el blues rock, que, sin olvidar algunas aportaciones de grupos del rock psicodélico como Vanilla Fudge o Iron Butterfly y su sonido oscuro y telúrico, es la principal fuente de la que se nutre el aún no nacido heavy metal.

En efecto, del blues rock británico de la primera mitad de los años sesenta (Paul Butterfield, John Mayall, Alexis Korner), a su vez deudor del rhythm&blues del Chicago de los años 50 (Muddy Waters, John Lee Hooker, Howlin´ Wolf), surgieron una serie de bandas y de músicos (guitarristas, claro) que iban a resultar decisivos en la revolución que viviría la guitarra eléctrica en los años siguientes. Los nombres están en la mente de todos: Eric Clapton, Jimi Hendrix, The Yardbirds, Cream, Jeff Beck, Ten Years After y, en última instancia, Led Zeppelin, van a ser los que empujen el rock, vía el blues rock desenfrenado, hasta las puertas del heavy metal.


(Continuará...)

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