Paris Theatre, Londres, 4 de enero de 1971. El público que se agolpa en el local está a punto de vivir una jornada histórica, pues Led Zeppelin está a punto de presentar en directo, por primera vez, algunas de las canciones incluidas en su álbum Led Zeppelin IV, que todavía no ha sido publicado. Es, o va a ser, un concierto histórico por otro motivo: va a ser retransmitido en directo por la cadena de radio BBC, que ha movido cielo e infierno para poder ser el patrocinador de esta noche mágica. Pensar que todo ese público estaba escuchando por primera vez, recién sacados del horno, lo que serían clásicos absolutos en las décadas venideras, pone los pelos de punta. Es la primera vez que Led Zeppelin van a interpretar en directo canciones como Stairway To Heaven, Rock And Roll o Black Dog. Y es además una noche en que el cuarteto británico va a demostrar con creces por qué eran la maquinaria de rock más devastadora que los discutidos años setenta supieron poner en marcha.
En el momento en que se aprestan a salir al escenario del Paris Theatre esa noche de 1971, están sin duda en su cima creativa. Su música épica y dramática, una auténtica colisión de emociones acústicas y eléctricas, resume toda la aportación de Led Zeppelin a la historia del rock. Que no es poca. Este concierto es también un manifiesto inmejorable de sus poderosas prestaciones sobre un escenario. Una actuación eléctrica e intensa hasta el paroxismo que comienza con un furibundo Inmigrant Song y se desliza por buena parte del inacabable catálogo de clásicos del grupo como Heartbreaker, Since I’ve Been Living You, Whole Lotta Love o las ya mencionadas composiciones pertenecientes a su cuarto disco en estudio. Todo aderezado con terrible aporrear de los tambores de John Bonham, la ductilidad instrumental de John Paul Jones, la mágica e indomable guitarra de Jimmy Page y la voz quebrada y poseída del gran Robert Plant.
Cátedra de rock and roll, obligado catecismo de heavy metal, la actuación de Led Zeppelin en el Paris Theatre tuvo innumerables versiones pirata y bootlegs antes de su publicación oficial en el año 1997. Este lanzamiento, cálidamente recibido por haber sido esperado durante largo tiempo, ha permanecido desde entonces como un recuerdo imborrable del que para muchos fue el mejor grupo de rock de los años setenta, si no de toda la historia. Escuchando estas canciones fieras, desnudas y desatadas no queda si no rendirse a los pies de los británicos. No hay mejor tratamiento para la nostalgia y la depresión que escuchar la voz de Robert Plant aullando poderosa en la noche mientras la guitarra de Jimmy Page gime y desgarra las entrañas del oyente en implacables oleadas de sonido estratosférico. Sólo hay una palabra para describirlo: impresionante.
Excelente nota.
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