Hace unos diez días falleció víctima de un cáncer de pulmón a los 64 años de edad Malcolm McLaren, uno de los personajes más curiosos, intrigantes y carismáticos que haya pululado nunca por las verdes praderas del rock’n’roll. Diseñador de moda arriesgado e innovador, pretendido filósofo influenciado por los situacionistas franceses, fue siempre un rebelde provocador que llevó al extremo la idea de alborotar era rentable.
Comenzó su curioso periplo abriendo una tienda de moda en Londres bautizada como Let It Rock, junto a su por entonces socia Vivienne Westwood, pero muy pronto decidió que eso de la ropa era poco para él y se hizo manager musical. Su primer grupo fue nada menos que los New York Dolls, un combo de rock sucio y salvaje a caballo entre los Rolling Stones y los Stooges de Iggy Pop, allá por 1975. Los Dolls (cuya formación albergó a músicos como David JoHansen o Johnny Thunders) comenzaron su breve carrera disfrazados de prostitutas travestizadas, y al bueno de Malcolm, que quería ir siempre un paso más allá, no se le ocurrió otra forma de promocionarlos que vestirlos por entero de cuero rojo y hacerles actuar con una bandera comunista a su espalda por todo Estados Unidos.
El resultado de dicha estrategia fue la rápida disolución del grupo y la vuelta de MacLaren a su oficio inicial; abrió una nueva tienda de ropa en Londres llamada Sex y esperó, dedicado a lamerse las heridas de su desmedido ego mientras tanto. No mucho después, Malcolm se fijó en un grupo de jóvenes airados que solía merodear cerca de la tienda. Y ese día tuvo una idea, La Idea. En pocas semanas, la pandilla de desempleados harapientos se convirtió en el germen de los Sex Pistols, el grupo más irreverente y odiado de la historia del rock.
El resto de la historia es más o menos conocido. Los Pistols publicaron unos cuantos singles incendiarios (Anarchy In The UK, God Save The Queen, Pretty Vacant), y un único álbum (Never Mind The Bollocks), y en apenas un año fueron Atila, los Hunos y Gengis Khan, todo junto y revuelto, siendo prohibidos a diestro y siniestro en radios y televisiones y convirtiéndose en el grupo más popular del planeta con apenas un puñado de canciones y cuatro nociones musicales básicas. Sí, Malcolm McLaren fue de hecho el inventor del punk, por si alguien no lo sabía todavía.
Pero la banda se cansó rápidamente de él y sus manipulaciones (retratadas en la película The Great Rock’n’roll Swindle) y se descompuso en 1978. McLaren lo volvió a intentar con Bow Wow Wow, y posteriormente con el hip hop, los ritmos étnicos y la World music antes de dedicar sus esfuerzos (baldíos) al cine y la televisión. Pero no tuvo suerte, y su paso por la vida será únicamente recordado por sus extravagancias de los años 70 y por ser capaz (ahí es nada) de tomarle el pelo a toda una generación mundial que creyó que aquellos cuatro jóvenes con el pelo de punta podrían poner en jaque al sistema. Gran broma.
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