viernes, 29 de enero de 2010

EL TIEMPO DE LOS SEÑORES HALCONES


Leo por Internet que Motorizer, el último álbum de Motörhead, ha entrado en el top 5 de los mejores discos de heavy metal de la década según la prestigiosa publicación Metal Hammer. Y yo, particularmente, me alegro mucho, pues las huestes de Lemmy Kilmister siempre han sido una de mis bandas favoritas. Caídos y dados por muertos en multitud de ocasiones, criticados y vilipendiados a menudo por su resistencia al cambio y a la adaptación, olvidados por la industria discográfica y tildados con frecuencia de fósiles de otra época, Motörhead sobreviven hoy en día gracias a su indiscutible condición de clásicos del rock más visceral y kamikaze. También a que continúan empecinados en eructar con periódica insistencia discos tan agrestes y salvajes como sinceros y repletos de lo que ellos siempre han ofrecido: rock´n´roll puro y duro (muyyyyyy duro).

Como todo el mundo sabe, el alma (corrupta, por supuesto) de Motörhead no es otro que Ian Lemmy Kilmister, un tipo borrachuzo y camorrista cuya tozudería, sinceridad y lamentables modales son ya parte de su extensa leyenda. Y se trata de una leyenda ganada a pulso desde la década de los sesenta, cuando el bueno de Lemmy abandona su Gales natal para instalarse en Manchester y enrolarse en una banda llamada Rockin´ Vicars, con los que grabaría un par de singles antes de pasar por otros oscuros grupos como Sam Gopal (con quienes publicaría el álbum Escalator) o Opal Butterfly. Más tarde se refugia en Londres hasta que consigue encontrar trabajo como roadie de Jimi Hendrix, un empleo que marcará sus tendencias musicales de por vida. El sonido denso y atronador de la Experience y su escueto formato de poderoso trío harán mella en el gusto musical de Lemmy, que en 1971 ingresa como bajista en Hawkwind, la banda comandada por Dave Brock caracterizada por su hard-rock futurista y sus temáticas cósmicas y místico-fantásticas.
Entre 1971 y 1975, Lemmy participa en los mejores discos de Hawkwind (Space Ritual Alive, Hall Of Mountain Grill, Warrior On The Edge Of Time, Roadhawks, Master Of The Universe), a los que aportó temas compuestos por él como Urban Guerrilla, Master Of The Universe o (mira tú por dónde) Motörhead. El carisma y la fuerte personalidad del señor Kilmister maduran hasta tal punto en esos años que hasta Michael Moorcock, un célebre escritor de ciencia-ficción que colabora haciendo letras para algunos temas de Hawkwind, le incluye como personaje en su libro El Tiempo De Los Señores Halcones (Star Books, 1978) bajo el pseudónimo de El Conde Motorhead con la siguiente caracterización: “Con su atuendo de cuero tachonado y los extraños tatuajes que cubrían su pecho de bronce y sus brazos, no daba una sensación amistosa precisamente”.

Personaje literario y real a la vez, Lemmy cae no obstante en desgracia en el seno de Hawkwind poco después por culpa de una oscura historia de drogas (fue detenido en Canadá por posesión de no sé qué sustancia alucinógena) y es expulsado del grupo. Herido en su orgullo, decide formar su propia banda siguiendo las directrices aprendidas de su etapa junto a Hendrix y monta un trío llamado Bastard junto al guitarrista Larry Wallis y al batería Lucas Fox. Pero su mánager les convence de que con ese bello nombre no iban a ninguna parte, y así nace Motörhead en 1975, grabando ese mismo año para la United Artists el álbum On Parole, producido por Dave Edmunds. Pero la compañía se asusta al oírlo (el collage asesino Hendrix-Deep Purple-Stooges-MC5 debía ser demasiado para ellos) y opta por no publicarlo (se editará en 1980 en el sello Bronze). Al año siguiente, Wallis y Fox se marchan y Lemmy recluta al batería Phil Animal Taylor y al guitarrista Eddie Fast Clarke, con lo cual la formación clásica de Motörhead ya está al completo. A partir de aquí, la historia de una de las bandas clásicas de rock´n´roll (porque clasificar a Motörhead únicamente como un grupo de heavy es no entender de la misa la mitad), que dejó para la posteridad obras imprescindibles como Overkill, Bomber, Ace Of Spades, No Sleep ´Till Hammersmith o Iron Fist hasta la marcha de Clarke en 1982,a la que siguió el efímero paso del ex-guitarrista de Thin Lizzy Brian Robertson, las contínuas idas y venidas de Phil Taylor y la definitiva reconfiguración de la formación de la banda con Lemmy al timón, el batería Mickey Dee y los guitarristas Würzel Burston y Phil Campbell, que es el line-up que se asienta con la publicación de March Or Die (1992) y hasta la marcha de Würzel en 1995, volviendo el grupo a su original formación de power trio, con la que siguen en la actualidad.

Además de la discografía oficial en estudio del grupo, la trayectoria de Motörhead abunda en recopilaciones y discos en directo que intentan extraer todo el jugo posible a una banda crucial para la evolución del rock más radical de las últimas tres décadas. Entre las recopilaciones (sumamente abundantes, por otra parte), destacan No Remorse y The Best Of Motörhead, vols. I y II; por otra parte, la carrera de la banda contiene una buena colección de álbumes en directo y piratas diversos, entre los que cabe mencionar, además del imprescindible No Sleep ´Till Hammersmith, The Birthday Party (grabado para celebrar el décimo aniversario del grupo en 1985), No Sleep At All (1988) y Iron Fist And The Horde From Hell (grabado en Londres en el año 1978).

Las colaboraciones puntuales también forman un capítulo importante. Entre las más conocidas figuran un EP grabado a medias con la banda femenina de heavy Girlschool llamado St. Valentine´s Day Massacre (1980), y un single de 1979 perpetrado junto a los punkies de The Damned destrozando el tema Ballroom Blitz de los olvidados Sweet. A su vez, Lemmy ha prestado su bajo ominoso y/o su voz de grava fundida en discos de Bob Calvert (Captain Lockheed And The Starfighters), Wendy O. Williams de los Plasmatics (el tema Stand By Your Man), el grupo de reggae The Upsetters (un single con una versión del clásico Blue Suede Shoes), e incluso ha llegado a participar, junto a Ice T y Withfield Crane, en la banda sonora de la película Airheads con el tema Born To Raise Hell. Otras colaboraciones menores con la ex-Runaways Lita Ford o con Nina Hagen configuran la parte más oscura y recóndita de la discografía de Lemmy y compañía, siempre dispuestos a echar una mano a antiguos colegas de borracheras y correrías.

Así pues, puede decirse que la historia ha sido justa (por una vez) con una banda tan extremista y radical como Motörhead. Su prestigio, su influencia y su reconocimiento público no sólo siguen indemnes, sino que han ido acrecentándose con el paso del tiempo. El viejo pirata de Lemmy puede sonreir sin vergüenza alguna (tampoco creo que la tenga), cruzar sus manos sobre su ya incipiente barriga y mirar con irónica condescendencia a toda la cohorte de seguidores e imitadores suyos que pasan fugazmente por el mundo del rock. Él sigue estando donde siempre ha querido: grabando discos, haciendo interminables giras, dando odiosas entrevistas y bebiendo todas las cervezas que su castigado organismo es capaz de asimilar sin riesgos. Qué suerte.

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