Jenny decía que cuando tenía cinco años
no ocurría nada en absoluto, cuando ponía su radio
no había nada que valiera la pena,
hasta que una hermosa mañana sintonizó una emisora de Nueva York.
Sabes, no podía creer lo que estaba oyendo.
Comenzó a menearse con esa hermosa música.
Sabes, su vida fue salvada por el rock´n´roll.
Hey, nena, rock´n´roll.
(Rock´n´roll, de Lou Reed)
no ocurría nada en absoluto, cuando ponía su radio
no había nada que valiera la pena,
hasta que una hermosa mañana sintonizó una emisora de Nueva York.
Sabes, no podía creer lo que estaba oyendo.
Comenzó a menearse con esa hermosa música.
Sabes, su vida fue salvada por el rock´n´roll.
Hey, nena, rock´n´roll.
(Rock´n´roll, de Lou Reed)
La labor de Alan Freed fue determinante en varios aspectos. Él, como otros personajes de la radio como el también locutor Dick Clark, o Sam Phillips, dueño de los Sun Studios, van a ser prácticamente los primeros en hacer algo insospechado y hasta peligroso por entonces: conceder una oportunidad a los músicos negros al margen de sus ghettos, sus clubs y sus listas de rhythm & blues, un género decisivo en el desarrollo del rock´n´roll, una hipertrofia rítmica del blues rural del Delta del Mississippi que en los años cincuenta disfruta de una fuerte expansión comercial gracias a monstruos del género como Muddy Waters, Elmore James, Howlin´ Wolf, John Lee Hooker, Big Joe Turner o Bo Diddley.
El rhythm & blues, conocido simplemente como r&b, resulta de la mezcla de la tradición vocal del godspell, tiene a la guitarra eléctrica como máximo baluarte instrumental, y rescata del jazz el uso de instrumentos como el piano o el saxo para conformar un estilo musical denso, sucio, sexual y de ritmo trepidante que a pesar de permanecer más o menos escondido por la gran industria se infiltrará poco a poco entre la juventud blanca norteamericana, harta de crooners relamidos y bandas de swing de tercera división. Ritmo, sexo y baile; ingredientes indisolubles del rock´n´roll aportados por un r&b en el que músicos como Bo Diddley y temas como Who Do You Love, I´m A Man o el autocomplaciente Hey Bo Diddley suponen el inicio de un giro radical en la música que se consumía en los USA.
El otro gran género norteamericano que dio lugar al rock fue el country & western, country para simplificar. Heredero del folk con raíces británicas, se fusionó con el sonido del oeste y recurrió a la guitarra como instrumento supremo en detrimento de la mandolina, el banjo y el violín. Rico en armonías vocales y también con cierta querencia por los ritmos bailables y movidos, el country del siglo XX ha conocido fenómenos como la Carter Family, Jimmie Rodgers o Hank Williams, artistas que sentaron las bases del country moderno y que fueron recogidas por gente como Carl Perkins o Johnny Cash, músicos, sobre todo el primero, que siempre se movieron entre el country, el hillbilly y el rock´n´roll. Perkins fue el autor, en 1956, de uno de los temas más emblemáticos del rock de los primeros años (Blue Suede Shoes, nada menos), y aunque tuvo bastante mala fortuna, incluyendo un accidente de tráfico y una arrebatadora versión de su canción por parte de Elvis que le robó el protagonismo debido, puede ser considerado como uno de los mejores intérpretes originales de rock´n´roll, siempre en su faceta más cercana al country y al hillbilly.
Por otro lado, junto al r&b y al country, iban a ser también importantes en la codificación de los elementos del naciente rock´n´roll la música de Nueva Orleans, por un lado, y algunos de los cantantes melódicos más dinámicos de los años cincuenta, como Johnnie Ray, un crooner torrencial y aparatoso, medio sordo y descendiente de indios pies negros, cuyo tema Cry (1952) volvió locas a sus fans y fue el detonante de la explosión de las seguidoras quinceañeras que literalmente se hacían pis encima al ver a sus ídolos. Por lo que hace referencia a Nueva Orleans hay que destacar a artistas como Professor Longhair, Roy Brown o Ray Charles, amén de compositores y productores como Allen Toussaint, aunque sobre todos ello brilla la estela de Fats Domino, un orondo pianista procedente del jazz y el swing que consiguió 17 discos de oro en su carrera merced a temas inmortales como The Fat Man (publicado en 1948 nada menos), You Said You Love Me, Ain´t That A Shame o I´m Walkin´. Músico puente entre el sonido de Nueva Orleans y el rock, Domino fue escorándose más hacia este último hasta bien entrada la década de los 60, cuando ya el estruendo comercial del rock´n´roll perdía fuelle.
El otro gran género norteamericano que dio lugar al rock fue el country & western, country para simplificar. Heredero del folk con raíces británicas, se fusionó con el sonido del oeste y recurrió a la guitarra como instrumento supremo en detrimento de la mandolina, el banjo y el violín. Rico en armonías vocales y también con cierta querencia por los ritmos bailables y movidos, el country del siglo XX ha conocido fenómenos como la Carter Family, Jimmie Rodgers o Hank Williams, artistas que sentaron las bases del country moderno y que fueron recogidas por gente como Carl Perkins o Johnny Cash, músicos, sobre todo el primero, que siempre se movieron entre el country, el hillbilly y el rock´n´roll. Perkins fue el autor, en 1956, de uno de los temas más emblemáticos del rock de los primeros años (Blue Suede Shoes, nada menos), y aunque tuvo bastante mala fortuna, incluyendo un accidente de tráfico y una arrebatadora versión de su canción por parte de Elvis que le robó el protagonismo debido, puede ser considerado como uno de los mejores intérpretes originales de rock´n´roll, siempre en su faceta más cercana al country y al hillbilly.
Por otro lado, junto al r&b y al country, iban a ser también importantes en la codificación de los elementos del naciente rock´n´roll la música de Nueva Orleans, por un lado, y algunos de los cantantes melódicos más dinámicos de los años cincuenta, como Johnnie Ray, un crooner torrencial y aparatoso, medio sordo y descendiente de indios pies negros, cuyo tema Cry (1952) volvió locas a sus fans y fue el detonante de la explosión de las seguidoras quinceañeras que literalmente se hacían pis encima al ver a sus ídolos. Por lo que hace referencia a Nueva Orleans hay que destacar a artistas como Professor Longhair, Roy Brown o Ray Charles, amén de compositores y productores como Allen Toussaint, aunque sobre todos ello brilla la estela de Fats Domino, un orondo pianista procedente del jazz y el swing que consiguió 17 discos de oro en su carrera merced a temas inmortales como The Fat Man (publicado en 1948 nada menos), You Said You Love Me, Ain´t That A Shame o I´m Walkin´. Músico puente entre el sonido de Nueva Orleans y el rock, Domino fue escorándose más hacia este último hasta bien entrada la década de los 60, cuando ya el estruendo comercial del rock´n´roll perdía fuelle.
Continuará
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