Lunes, 5 de enero de 2009. Víspera de Reyes y yo que estreno este blog para... hummmmm... escribir, reflexionar, "apasionar" con, de y sobre música. ¿Difícil, tópico, aburrido? No para mí, y espero que para ti tampoco.
Cuando pueda (y me temo que no será muy a menudo, aunque intentaré dar cierta regularidad a las entradas), colgaré aquí reflexiones, recuerdos, emociones... todo aquello que me venga a la cabeza y al corazón y esté relacionado con todos los años que llevo escuchando y "sintiendo" música.
¿Y con qué empiezo? ¡Uf, vaya responsabilidad¡ Bueno, dejemos que sea la inspiración del momento la que guíe mi memoria y rescate del pasado lo que salga.
¡Ya está¡ El disco que estuve escuchando ayer a la noche: Achtung Baby de U2. ¡Ah, los U2¡ Tocaron el cielo, descendieron a los infiernos, y renacieron de sus cenizas. Este podría ser el resumen de la trayectoria de la banda de rock más importante y con más seguidores surgida en la década de los ochenta. Tras unos comienzos marcados por el afterpunk y algunos éxitos incontestables como New Year’s Day o Sunday Bloody Sunday, a mediados de la década su sonido adquiere poco a poco una definitiva madurez que se concreta en 1987 con el lanzamiento de The Joshua Tree, su disco más aclamado y laureado hasta entonces.
The Joshua Tree fue número uno prácticamente en todo el mundo y supuso su consagración definitiva, un álbum que por sí sólo ya les hubiera garantizado el pase a la posteridad. Pero su siguiente paso, el álbum Rattle And Hum, supuso uno de los mayores fracasos protagonizados por una banda importante en la historia del rock. Criticados a diestro y siniestro, U2 se vieron metidos en una encrucijada de la cual sólo podían salir si acertaban plenamente en su próximo paso.
Es en este contexto en que se debe apreciar la importancia de Achtung Baby. No era únicamente un nuevo álbum; era un todo o nada. Y no lo tenían nada fácil. No se trataba de fabricar un The Joshua Tree 2, ni de especular con rescatar su sonido más ancestral. Puestos en la picota por primera vez en su carrera, U2 decidieron reinventarse.
El primer paso fue la contratación de Brian Eno y Daniel Lanois, auténticos magos del estudio de grabación, para que fueran los productores del disco, que fue grabado en los legendarios estudios Hansa de Berlín. El segundo paso fue la composición de doce grandes canciones, doce temas impresionantes que tan sólo necesitaban ser revestidos de la sonoridad adecuada. Y ese fue el tercer paso.
Achtung Baby rompe nítidamente el sonido tradicional de U2, escorándose hacia la modernidad y rehuyendo de los sonidos rancios y anticuados de Rattle And Hum. De hecho, los ritmos bailables, aunque revestidos de una instrumentación de rock clásico, son los que dominan el álbum, que también bebe de la electrónica de última generación a la que tan aficionados son sus productores.
Esa pátina de modernidad es la que rezuma el disco por los cuatro costados, y la que hace inolvidables a muchos de los temas que componen el disco. Canciones como Zoo Station, Even Better Than The Real Thing, Until The End Of The World o Ultra Violet se yerguen de manera gloriosa entre ritmos trepidantes, ecos metalizados y guitarras afiladas, mientras que composiciones como One, So Cruel o Love Is Blindes nos siguen recordando que tras la electrónica y la energía eléctrica sigue habitando un grupo de rock con alma y sentimientos.
Sentimientos que la banda irlandesa supo trasladar también a los escenarios, puesto que la gira de presentación del álbum, bautizada como "Zoo TV Tour", resultó ser la serie de conciertos más ambiciosa que se hubieran celebrado hasta entonces. Más de cinco millones de personas en todo el mundo tuvieron la oportunidad de ver las nuevas canciones del grupo sobre un escenario.
Lo cierto es que U2 quisieron y pudieron reinventarse, enterrando definitivamente el sonido de su más reciente pasado, ya completamente agotado. Moderno, emotivo, sincero e imaginativo, Achtung Baby sigue siendo uno de los mejores trabajos publicados durante los años noventa, una prueba de que un artista importante puede resistir a la decrepitud y la decadencia y alzarse de un tropiezo grave para recuperar la creatividad y la credibilidad. No es una tarea fácil, pero U2 lo consiguieron, y su esfuerzo fue recompensado con uno de los mejores trabajos discográficos de los años noventa, una obra que les abrió nuevas vías posteriormente reafirmadas en discos como Zooropa.
Bueno, ya está. No era tan difícil, ¿no?
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Hace 2 años
¿Tienes algo que ver con Óscar Bastante que escribía en la revista musical Guitar Player?
ResponderEliminarPues sí, efectivamente, soy ese mismo periodista que durante unos diez años colaboró con Guitar Player y Keyboard (y otros medios después). Gracias por acordarte.
ResponderEliminarMe gusta tu blog brother, se lo recomendaré a quien se lo merezca y este en disposición de pasarse a hacerele una visita.
ResponderEliminarNacho