Hammersmith Odeon, Londres, 3 de julio de 1973. La historia de la música rock está llena de mitos y leyendas, y de noches mágicas que quedan grabadas a fuego en la memoria colectiva de oyentes y espectadores. Esta noche va a ser una de esas ocasiones, pues David Bowie, ante el estupor del respetable, se descuelga con la siguiente declaración: “esta actuación permanecerá mucho tiempo en nuestro recuerdo, no sólo porque es la última de la gira sino porque es la última actuación que haremos jamás”. Y tras los gritos de sorpresa y desilusión, Bowie zanjaba su destino con la interpretación de la apropiadísima Rock’n’Roll Suicide a la vez que pasaba a convertirse en leyenda.
Apenas un año antes, David Bowie creó las señas de identidad de un personaje que dio un completo giro a su propia vida y que supuso un ligero meneo a los cimientos de la historia del Rock´n Roll: Ziggy Stardust, el protagonista del álbum que Bowie publicó en 1972 y que llevaba por título The Rise and Fall of Ziggy Stardust & The Spiders from Mars, para muchos (yo incluido) uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos.
El personaje Ziggy Stardust representaba a la estrella enigmática, sexualmente ambigua, andrógina, que enloquece a sus fans hasta el punto de conducir su carrera hacia un desenlace fatal. El disco fue tratado inmediatamente con el calificativo de obra maestra por la mayoría de críticos, y supuso el lanzamiento definitivo al estrellato para David Bowie. La gira posterior realizada para promocionar el álbum se convirtió en el mayor evento que se había llevado a cabo hasta entonces dentro del llamado circo del Rock´n Roll, e incluyó en su recorrido gran parte de los Estados Unidos, Japón y Europa. Una gira en la que con el paso de los meses aumentó la sensación de que el protagonista del concierto era Ziggy el personaje, y no el propio Bowie.
La faceta artística del personaje había superado claramente a su faceta humana gracias a su extraordinaria capacidad para el trasformismo. Ziggy estaba cargándose al propio Bowie, así que éste decidió poner punto y final a la corta pero intensa vida de su particular monstruo de Frankenstein el 3 de Julio de 1973 con el último concierto de dicha gira en el Hammersmith Odeon de Londres, anunciando y proclamando a los cuatro vientos que éste sería su último espectáculo junto a las Arañas de Marte y una posible retirada definitiva, hecho que no terminó por consumarse pero que fue un eficaz reclamo promocional para el posterior relanzamiento de la estrella británica.
Una fecha tan especial no podía quedar enterrada en el olvido. 30 años después, en 2003, se publicó un CD y DVD titulado Ziggy Stardust: The Motion Picture que recogía íntegramente el último concierto de aquella monstruosa gira. El repertorio de aquella noche destaca por su riqueza y variedad, conteniendo temas de casi todos los álbumes de Bowie hasta ese momento: Space Oddity, The Man Who Sold The World, Hunky Dory, Ziggy Stardust y Aladdin Sane, además de estupendas versiones de temas de los Rolling Stones, Velvet Underground y Jaques Brel para completar un auténtico conciertazo con un Bowie pletórico y una banda que suena compacta, potente y precisa.
"En un instante, durante una espiritual apertura de las nubes, Ziggy Stardust nació. Se agarró a las estrellas y gesticuló con infinita gracia y precisión. Aspiró el frío viento y acarició la divinidad como si fuese su amante. Y entonces tejió su red de poesía e hizo señas a los niños desde los cielos. Y los niños escucharon, y vinieron. Y en sus palabras encontraron vida y esperanza. Y entonces pidieron más y más, hasta que aprovecharon la fuente de esta frágil criatura y absorbieron toda su energía, canalizándola a través de las masas hasta alcanzar la histeria. Y no quedó nada que indicase su paso, excepto pequeñas partículas de polvo de estrellas que fueron arrastradas por el viento y rociadas sobre los coloreados cabellos de los niños de todo el planeta Tierra".
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