Leo en la web de indyrock que el grupo británico The Stranglers tocan en España a finales de mes (28 de enero en el Razzmatazz de Barcelona, el 29 en el Joy Eslava y el 2 de febrero en Santana 27 en Bilbao). The Stranglers, formados inicialmente en 1974, son uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos y una de las bandas más emblemáticas del pop-rock británico de finales de los setenta y de los años ochenta.
Por cierto, ¿alguien se acuerda del punk-rock? El movimiento punk original se desarrolló entre los años 1976 y 1979 más o menos, con su epicentro situado en el año 1977. Por entonces, una interminable lista de bandas formadas por desclasados sociales e indocumentados musicales se atrevió a intentar socavar los cimientos de la Gran Bretaña social y musical mediante canciones de corta duración, velocidad galopante, sonido sucio y brutal, y consignas contra el sistema.
La ruptura generacional y estética del punk fue tan grande que por aquellos años prácticamente todo lo que se publicara y oliera a rock´n´roll era calificado como punk, aunque no concordara exactamente con las premisas establecidas por grupos como Sex Pistols, Damned o The Clash. Eso fue lo que ocurrió con The Stranglers y su primer álbum, Rattus Norvegicus. Su música ruda y nerviosa, su actitud provocativa y sus conciertos junto a otras bandas contemporáneas hicieron que se les clasificara dentro del movimiento punk. Sin embargo, The Stranglers eran mucho más que eso, eran una banda destinada a inventar, innovar y subsistir mucho más allá de las limitadas expectativas de sus compañeros de generación. Su longeva y fructífera trayectoria así lo atestigua.
La ruptura generacional y estética del punk fue tan grande que por aquellos años prácticamente todo lo que se publicara y oliera a rock´n´roll era calificado como punk, aunque no concordara exactamente con las premisas establecidas por grupos como Sex Pistols, Damned o The Clash. Eso fue lo que ocurrió con The Stranglers y su primer álbum, Rattus Norvegicus. Su música ruda y nerviosa, su actitud provocativa y sus conciertos junto a otras bandas contemporáneas hicieron que se les clasificara dentro del movimiento punk. Sin embargo, The Stranglers eran mucho más que eso, eran una banda destinada a inventar, innovar y subsistir mucho más allá de las limitadas expectativas de sus compañeros de generación. Su longeva y fructífera trayectoria así lo atestigua.
Rattus Norvegicus se publicó en 1977. Grabado en apenas seis semanas, y precedido de la edición del single Get A Grip, el disco tuvo enseguida una calurosa acogida por parte del público y también de la crítica, que enseguida se dio cuenta de que estábamos ante una banda totalmente diferente a sus coetáneas. Musicalmente, el sonido de The Stranglers bebía de fuentes similares a las transitadas en su día por The Doors, por ejemplo, aunque envolvían sus canciones en una dureza formal que explicaba que muchas veces fuesen etiquetados como grupo punk. Una guitarra nerviosa e inquieta, una voz fuerte y correosa (ambas gentileza de Hugh Cornwell), un bajo omnipresente (Jean Jacques Burnel) y unos teclados juguetones (Dave Greenfield) eran todo lo que necesitaban para obtener uno de los sonidos más inconfundibles del momento.
The Stranglers continuaron su carrera con vertiginosa celeridad gracias a otros discos como No More Heroes, The Raven o Feline, en los cuales su música continuó evolucionando a cada nueva grabación. Y aunque aquí en España nunca tuvieron un reconocimiento masivo, en Gran Bretaña lograron ser, en los años ochenta, el grupo que más singles había colocado en el Top Ten británico después de los Beatles (ahí es nada). También ostenta el dudoso record de ser el grupo inglés cuyas letras eran más perseguidas por la censura del momento. Si no los conoces, difícilmente tendrás mejor oportunidad de hacerlo; si creciste y evolucionaste junto a su música... bueno, no creo que deba decir nada más al respecto.
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