El 27 de enero de 2009 (o sea, de aquí a nada), Bruce Springsteen publica su nuevo álbum, Working On A Dream. Grabado con la E Street Band, el disco incluye 12 nuevas composiciones de Springsteen y dos bonus track. Working On A Dream es la cuarta colaboración entre Bruce Springsteen y Brendan O’Brien, que ha producido y mezclado el álbum. Noticias frescas de uno de los pocos mitos vivientes del rock de las últimas décadas, muy poco después (fue ayer, creo) que el Boss actuara en los actos de la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Springsteen (como U2, como los Stones, como Pink Floyd, como tantos otros) ocupa una posición en el mundo de la música que le sitúa más allá del bien y del mal; está en un nivel tan alto, su carrera y su música ha sido tan loada y aplaudida, sus seguidores se cuentan con tales magnitudes numéricas, que la objetividad y el análisis sobre alguien como él se hace arduo y dificultoso. Los calificativos vertidos sobre Bruce Springsteen, su música y sus discos, pueden contarse por cientos. Sin embargo, unos cuantos de ellos han sido asociados reiterativamente a la figura del boss. ¿Cuáles? Es fácil enumerarlos: autenticidad, honestidad, sensibilidad, fuerza interpretativa, profesionalidad, accesibilidad... Año tras año, álbum tras álbum, éstos y otros epítetos similares han sido utilizados hasta la saciedad para describir su música y su actitud ante la industria del espectáculo y ante la vida en general.
Precisamente, desde los tiempos de Elvis o los Beatles nadie había sido el depositario de tantas esperanzas y tanta fe en el rock como el Bruce Springsteen de los 70´s. A partir del bombazo de Born To Run (1975), las potencialidades mesiánicas de la música y la actitud de Bruce se dispararon hasta hacer de él el paradigma universal del rockero mitológico, del cronista urbano, del poeta de la soledad, del hombre corriente que accede al éxito a base de esfuerzo y tesón.
Y él ha sabido siempre explotar y sacar el jugo a esa leyenda que le envuelve. Porque lo cierto es que las letras y la temática de las canciones de Bruce Springsteen siempre han supuesto una parte muy importante de su éxito y su reconocimiento popular. Pocas veces las calles de la gran ciudad y las miles de pequeñas historias que se tejen en el interior de sus viviendas, en las vidas privadas de sus habitantes, han sido tan bien retratadas. Secretos recónditos del interior más oscuro de nuestras almas, la sensación de soledad más cruel y nítida, dibujada a cuchillo, gritos desgarradores en la noche, declaraciones de amor tragicómicas pero muy reales, tan auténticas y sinceras como sus protagonistas, nacidos para perder, a veces una pequeña muestra de amistad, en ocasiones la llama feroz de un deseo ardiente y apasionado, textos que dicen verdades, que sufren y aman por sí mismos. Retratos de personas cotidianas, lugares conocidos y mil veces visitados. Descripciones pormenorizadas de emociones y sentimientos que muchos de nosotros hemos vivido en nuestra propia carne. Indecisiones, miedos, vergüenzas, mentiras...un espejo con el cual podemos ver reflejado nuestro lado menos amable, más sombrío y desagradable, aquel que jamás hubiéramos deseado tener.
Los personajes ideados por Bruce Springsteen siempre fueron válidos, coherentes...cualquiera podría ser uno de los nuestros. Espíritus libres aprisionados entre paredes de cemento, estructuras de metal y pálidas luces de neón. Aclamados únicamente por sí mismos, los protagonistas de sus canciones caminan (corren, por supuesto) en pos de un destino previamente trazado que, no por ignorado, resulta menos dramático. Sin embargo, Bruce ha sabido dejar una puerta abierta, un resquicio de esperanza, un reguero de amor que puede salpicar incluso a aquellos a los que todo lo demás les está negado. Si señor, nuestro Bruce es todo un poeta del asfalto (con el permiso de Lou Reed) con aspecto de camionero anodino pero con un corazón que no le cabe en el pecho. Todo un romántico.
Sin embargo, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿es lógico esperar hoy en día de Bruce Springsteen que represente el mismo papel de redentor de parias y marginados como hacía en los tiempos de Born To Run? Han pasado treinta y tres (33) años desde entonces, nuestro Bruce ha ido madurando, se ha casado, ha tenido hijos, ha pretendido cubrir nuevos horizontes, etc. ¿O acaso todos nosotros, sus intransigentes y dolidos seguidores, no hemos hecho otro tanto? ¿Cuántos de nosotros no hemos cambiado de vida, acomodado a nuevas realidades y nuevas responsabilidades? ¿No hemos renunciado nosotros también a nuestros sueños juveniles? Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.
O la primera letra:
Todos tienen un secreto, Sonny,
algo que simplemente no pueden afrontar.
Algunos se pasan la vida intentando ocultarlo;
lo cargan a cada paso que dan
hasta que un día lo arrancan,
se lo arrancan o dejan que les arrastre,
a donde nadie te hace preguntas
o te mira a la cara por demasiado tiempo,
en la oscuridad de los límites de la ciudad.
(Darkness On The Edge Of Town)
algo que simplemente no pueden afrontar.
Algunos se pasan la vida intentando ocultarlo;
lo cargan a cada paso que dan
hasta que un día lo arrancan,
se lo arrancan o dejan que les arrastre,
a donde nadie te hace preguntas
o te mira a la cara por demasiado tiempo,
en la oscuridad de los límites de la ciudad.
(Darkness On The Edge Of Town)
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